“Todos quienes hemos decidido llevar a vivir una mascota a casa, deseamos que para ella, tanto como para nosotros, sea agradable. Y para lograrlo, nuestra primera gran función es cerciorarnos de que como familia tenemos las competencias suficientes para satisfacer sus necesidades.
El bienestar animal, hoy en día es reconocido como una ciencia que engloba varias aristas, entre ellas, proveer al animal de las herramientas necesarias para que pueda realizar la mayor cantidad de conductas que son favorables para él. Entendiendo, por cierto, que habrá conductas que son más importantes que otras dependiendo de la especie en cuestión.
Todos sabemos que a los animales debemos ofrecerles una alimentación balanceada y, además, llevarlos al veterinario a lo menos una vez al año para que reciban sus vacunas y antiparasitarios. Pero la gran interrogante surge cuando nos preguntamos si sabemos a ciencia cierta cuáles son las necesidades conductuales de mi mascota (perro, gato, canario, hurón, erizo de tierra, iguana, peces, entre otros).
No debemos equivocarnos al pensar que todos los animales necesitan lo mismo! Está demostrado que los animales tienen emociones y sufren del mismo modo como lo hacemos nosotros, por lo tanto, cuando no pueden satisfacer una necesidad que para ellos es de gran importancia (por ejemplo: perro, socializar; gato, jugar; erizos, caminar y escarbar, entre otros) lo que sucederá es que se frustrarán, favoreciéndose con ello la aparición de problemas del comportamiento tales como depresión, agresividad, destructividad, escapismo, por nombrar algunos, y consecuentemente, la disminución de su bienestar.
Nuestra tarea es entonces, capacitarnos sobre la forma correcta de tenencia y manejo de los animales que tenemos a nuestro cuidado, comenzando incluso desde antes de hacernos de una mascota solicitándole al veterinario una consulta de preselección para averiguar cuál es la mascota que mejor se adecúa a la familia. Eso sí sería propio de un dueño responsable.
Por último, preocuparnos del bienestar de nuestra mascota no tiene relación, como algunos podrían pensar, con tratarlos como a niños, sino más bien, por respetarlos y quererlos por lo que son, animales de compañía, cuya gran y valorable función en la vida es darnos cariño incondicionalmente. Por lo tanto, no nos queda más que retribuirles dedicándoles tanto tiempo como sea necesario para que logren el equilibrio físico y mental con su entorno y con nosotros”.