Globalización, comercio marítimo y los efectos del “slowbalisation”

El comercio marítimo, como tantos otros sectores productivos del mercado internacional, también ha sido fuertemente golpeado por la pandemia del covid-19, dejando repercusiones en el manejo de oferta y demanda de los fletes. Un claro ejemplo es que los precios de las navieras que llegan al Caribe desde China -a la fecha- mantienen un precio promedio de US$8,500, cuando tan solo el año pasado tenían un costo de entre US$1,000 y US$1,500.

«Esta situación de fletes y una guerra agresiva por mover contenedores y tener barcos más grandes no trajo buenos resultados a la industria marítima. Múltiples líneas navieras quebraron, otras tuvieron la oportunidad de fusionarse y otras fueron adquiridas por líneas más grandes para recuperarse y mantenerse en el mercado», asegura Cristyan Peralta, director comercial de Haina International Terminals (HIT), quien además dijo que el covid-19 atacó al sector justo cuando se encontraba en un recorte de barcos y contenedores e incidió en un rebote de precios lo que calificó como una “tormenta perfecta”.

Durante su participación en el panel virtual “Fletes en tiempos de crisis: Navegando tempestades“, realizado por la Cámara Americana de Comercio (AmchamDR), el empresario puso en contexto la situación por la que ha estado pasando la industria naviera para entender el por qué la reactivación económica global que se da en el segundo trimestre del 2020 no incidió en mayores capacidades logísticas hacia una recuperación sostenida de la comercialización.

Globalización y las cadenas globales de valor. En primer lugar, las cadenas globales de valor siguen siendo parte fundamental del comercio internacional, por tanto un retraso en la entrega de un insumo, un incumplimiento en una de las etapas de producción o problemas con el transporte de la mercadería pueden generar distorsiones de gran escala. La imagen de los más de 400 buques detenidos por no poder circular por el Canal de Suez es un ejemplo claro de esta fragilidad. Pero no es el único.

La importancia del Derecho Internacional. Podrá decirse que la globalización hizo más porosas las fronteras, algo que de por sí es discutible, pero no puede decirse que la globalización evaporó el Derecho Internacional. El Derecho Internacional importa, y mucho. Si nos concentramos en el comercio de bienes tangibles, este conjunto de normas establece el marco de acción de los Estados en relación a aranceles, subsidios, obstáculos técnicos al comercio, o medias antidumping, por mencionar algunas. Pero los tratados internacionales en otras materias también regulan o impactan en la actividad comercial de los privados, por ejemplo cuando la Convención sobre el Derecho del Mar regula la bandera de los buques o el régimen de los canales.

En las relaciones entre actores privados, los tratados internacionales son clave para aspectos como la limitación o las eximentes de responsabilidad de los transportistas. Ahora bien, estos instrumentos forman una arquitectura compleja, ya sea por su ámbito de aplicación, la posibilidad de los privados de excluir ciertas disposiciones (aunque otras no) o el juego recíproco con el Derecho interno (o los Derechos internos). ¿Eso es todo? No, las empresas han creado reglas generales aplicables a los negocios internacionales, como los Incoterms, además de las que puedan establecer para cada caso en concreto.

Fuentes: / https://www.perfil.com/noticias/opinion/un-atasco-en-la-globalizacion-lecciones-del-episodio-del-ever-given-por-magdalena-bas-vilizzio.phtml // https://eldinero.com.do/150269/el-covid-19-genera-una-tormenta-perfecta-que-dispara-el-alza-de-los-fletes-maritimos/

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