Garantía de futuro, micro-propagación in-vitro de frutales

Mientras los fruticultores chilenos son víctimas de un complejo presente, con la sequía como principal inquietud, para los viveros el panorama es francamente positivo, con un aumento sostenido de plantas comercializadas. Y de algún modo ese dato habla de que los agricultores son capaces de ver el largo plazo y atreverse a la renovación de sus huertos e invertir en genética.

En los últimos años, la industria de viveros ha demostrado gran capacidad para incorporar tecnología y un ejemplo de esto es el uso de macetas para los patrones. De esta manera, conservan su sistema radicular completo desde el comienzo hasta el lugar de establecimiento final, lo que se traduce en una ventaja tanto fitosanitaria como económica sobre el proyecto, ya que se minimiza el estrés de la planta y se evita la exposición a posibles contaminaciones.

En ese contexto, el vivero Vitromaule pasa por un momento muy especial. Por un lado, su director ejecutivo, Cristian Pichuante, ha sido elegido presidente de la Asociación Viveros de Chile (AGV), en reemplazo de Jorge Nanjarí, y por otro, desde la empresa advierten que cuentan con productos dentro de los rubros más demandados del momento, como la cereza, lo que supone un enorme desafío.

En el método tradicional de planta a raíz desnuda, las plantas pierden un importante porcentaje del sistema radicular, como resultado de la manipulación y traslados al lugar definitivo, traduciéndose en un alto estrés en la planta, y en una predisposición de contraer cáncer bacterial. Además, con el uso de macetas antienrollamiento son significativas las ventajas comparativas en el crecimiento radicular, resultados que no se obtienen con la bolsa común.

En el año 2000 Vitromaule nace como empresa de viveros, dedicada a la producción de plantas de frambuesas y moras cultivadas en sus diferentes variedades, especies en las que llegó a ser líder a nivel nacional en la propagación, para cumplir con la demanda de un mercado compuesto por cientos de agricultores y una enorme cantidad de hectáreas a lo largo de todo Chile. Con el tiempo la empresa se ha dedicado a la investigación y desarrollo de la micro-propagación bajo la técnica biotecnológica conocida como in-vitro, mediante la cual desarrollando variados portainjertos de cerezos, plantas de arándanos y otros frutales mayores, en formatos de plantas pequeñas dirigidas a viveristas, los cuales tienen la misión de engordar el portainjerto y venderlo con un diámetro listo para injertar o, en su defecto, engordarlo e injertarlo para venderlo como planta terminada. “Además del formato tradicional, hemos desarrollado plantas en un formato diferente, orientado a productores de fruta finales. Es un portainjerto que permite llegar e injertar; es decir, vienen en un contenedor de 2,5 litros, y tienen al momento de la entrega, un diámetro suficiente para la injertación, así los productores plantan e injertan en el campo ya establecido para producir fruta. Esta temporada disponemos de 300.000 plantas en éste formato”, dice Pichuante.

Otra de las ventajas que presenta este sistema es que se asegura un drenaje rápido y eficaz, evitando posibles anegamientos, y como consecuencia de esto anoxia radicular. Otro de los cambios que han introducido en Vitromaule a partir de investigación y pruebas fue la de usar como sustrato la corteza de pino. De acuerdo a lo observado, este material permite un óptimo anclaje del sistema radicular, por factores como la alta porosidad, un pH entre 5,5 – 6,5 y un contenido de materia orgánica superior al 80%, por lo tanto la sola combinación de estos factores generan respuestas vegetativas deseables expresadas en el desarrollo total del vigor potencial del patrón.

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